Este viernes 25 de octubre se cumplieron 49 años de la renuncia de Carlos Armando Biébrich al gobierno del Estado. Posterior a esa fecha los acontecimientos se vinieron en cascada en Sonora.
Quizá —y en principio— muchos no ligaron los cambios a esos acontecimientos, pero esos problemas políticos post sucesorios en lo nacional, en algunos casos mucho tuvieron que ver con la evolución política que experimentó la entidad de esa fecha hasta hoy.
Sonora ya había experimentado la desaparición de poderes en varias ocasiones en el siglo XX. El dictador Victoriano Huerta instruyó al Senado (1913) para que desapareciera los poderes en Sonora ante la rebeldía del Congreso local (1911-1913) porque se negó a reconocerlo como presidente de México después de los asesinatos de Francisco I. Madero y José María Pino Suárez.
Sonora se rebeló. Estalló el conflicto militar y las fuerzas federales —incluyendo al gobernador sustituto Francisco H. García, nombrado por el dictador— nunca pudieron salir de Guaymas hacia Hermosillo, por los férreos enfrentamientos que tuvieron contra el ejército constitucionalista, cuya figura principal fue Álvaro Obregón Salido.
En 1929 vuelve a decretar el Senado la desaparición de poderes en el Estado de Sonora, al estallar la llamada “revolución escobarista” o “renovadora” contra el presidente Emilio Portes Gil y Plutarco Elías Calles, encabezada en la entidad por el gobernador Fausto Topete Almada (1927-1931), que tuvo que salir al exilio y fue sustituido por Francisco S. Elías.
En 1935, y apenas a los tres meses de haber tomado posesión Ramón Ramos Almada del Ejecutivo estatal, de nuevo el Senado —a instancias del presidente Lázaro Cárdenas, en su ruptura con el expresidente Calles—desapareció los poderes en la entidad y nombra gobernador a Jesús Gutiérrez Cázares.
40 años después se vuelve a generar un conflicto entre el centro y el Estado de Sonora por los problemas agrarios de la época; relativamente bien manejados por los gobernadores de Sonora desde que se reformó la Constitución de 1917 para reforzar el artículo 27 e incluir el reparto agrario como una estrategia prioritaria de los gobiernos post revolucionarios.
Sonora ya había experimentado fuertes enfrentamientos y tensiones con el gobierno federal en la década de los treinta por el problema agrario y por la creación de las nuevas organizaciones de masas de los sectores agrario y obrero. Célebres fueron los enfrentamientos, por ejemplo, entre el gobernador Román Yocupicio y Vicente Lombardo Toledano por la creación de la CTM en la entidad; la respuesta del gobernador fue fundar una organización alterna: la CTS-CROC.
¿Qué pasó entonces en 1975 con la caída del gobernador Biébrich? Algunos señalan los trabajos adelantados del gobernador de Sonora para impulsar la candidatura del secretario de Gobernación, Mario Moya Palencia, que al final la perdió ante el secretario de Hacienda, José López Portillo.
Otros destacaban que, a pesar de haber sido promovido muy joven (a los 33 años) para la gubernatura estatal —incluida la reforma constitucional para bajarle el requisito de la edad—, Carlos Armando Biébrich no cumplió las expectativas forjadas en él por el presidente Echeverría, que esperaba acciones revolucionarias de Biébrich, por la edad y porque adelantaba varias generaciones, en un tiempo en que los jóvenes demandaban mayor participación política en el reparto de poder en México, al final de un ciclo político-económico y que tuvo su mayor expresión en los conflictos sociales y políticos de 1968.
Biébrich tomó posesión del Ejecutivo estatal el 13 de septiembre de 1973 y presentó su renuncia al cargo el 25 de octubre de 1975, es decir, gobernó dos años un mes y doce días. Tiempo suficiente para que quienes planearon su salida del gobierno calcularan que no había necesidad de realizar una nueva elección de gobernador, dadas las tensiones políticas que vivía Sonora en ese año, y quizá por eso salió apenas rebasados los dos años de gobierno.
Además, seguramente el presidente lo pensó dos veces ante quienes le recomendaban una nueva desaparición de poderes en Sonora. Hubiera sido muy grave para el gobierno y para la República emplear ese mecanismo abusivo, violador de la voluntad popular. En ese 1975 el Senado ya había decretado la desaparición de poderes en Hidalgo y Guerrero, contra los gobernadores Otoniel Miranda e Israel Nogueda.
Los gobernadores de Sonora anteriores a Biébrich habían nacido en 1912 (Luis Encinas) y 1913 (Faustino Félix Serna). Biébrich se brincó a toda una generación, pues nació en 1939. Con la llegada de Alejandro Carrillo Marcor como gobernador sustituto se regresó a la generación anterior, ya que Carrillo había nacido en Hermosillo un 15 de marzo de 1908 y llegó al Ejecutivo estatal a la edad de 67 años y meses.
Ya se habían presentado alternancias políticas antes de la caída de Carlos Armando Biébrich. En algunos municipios con el Partido Popular, desde 1949, y en otros con el PAN a partir de 1967, cuando ganó la capital Hermosillo, Santa Ana, San Pedro de la Cueva y San Miguel de Horcasitas, entre otros municipios que sorprendieron a propios y extraños.
A partir de la caída de Biébrich —por ese y por otros motivos— el PRI perdió Cajeme en 1979 y las alternancias municipales se dispararon, hasta el 2024 que el PRI perdió los dos últimos municipios que nunca habían experimentado la alternancia en el gobierno: Oquitoa y Rosario Tesopaco.
Gradualmente se fueron registrando alternancias en distritos locales y federales, senadurías y, por primera vez, en la gubernatura en 2009.
A 49 años de la caída del gobernador Biébrich, mucho ha cambiado Sonora en lo político y social. Alternancias, transfuguismo político, nuevos partidos políticos, una sociedad más informada pero menos exigente con el gobierno, y nuevos problemas y desafíos que retan a la imaginación política para encontrar las soluciones adecuadas en materia de seguridad, salud, educación y mejor calidad de los gobiernos —y las oposiciones—, entre otros. Cuando Cayó Biébrich Sonora tenía apenas 1. 2 millones de habitantes. Ahora en 2024 ya rebasa los tres millones.
Ha crecido la población y se han diversificado las demandas de la sociedad hacia los gobiernos. Sonora luce de avanzada en materia política, pero con muy bajos niveles de participación en las elecciones; siempre en los últimos lugares con porcentajes que rondan apenas el 50% o menos. ¿Cuál es la explicación de ese fenómeno en una entidad con tanta intensidad política y con tan poca participación electoral? Como el misterio de la caída de Biébrich hace 49 años, también el misterio de esa contradicción que nos sorprende cada tres años.
Biébrich murió a los 81 años en enero del 2021 contagiado por el COVID y se llevó muchas interrogantes. Quien lo impulsó (Luis Echeverría) murió en 2022 a los 100 años de edad y también se llevó muchos cuestionamientos entre otros, las verdaderas razones de la ruptura con uno de los gobernadores más cercanos a su confianza y con quien nunca más volvió a establecer comunicación…Misterios de la vida.
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