Porfirio D铆az, el presidente que m谩s ha durado (31 a帽os) en el ejercicio del poder, impuls贸 a su compadre tamaulipeco Manuel Gonz谩lez para que gobernara M茅xico de 1880 a 1884. Despu茅s retomar铆a el poder y gobernar铆a ininterrumpidamente M茅xico hasta 1911 (antes de 1877 ya hab铆a buscado la presidencia en tres ocasiones).
En su prolongada estancia en el poder fueron varios los personajes que sonaron como probables sucesores del oaxaque帽o: Bernardo Reyes, Justo Ben铆tez, Ram贸n Corral Verdugo y Jos茅 Yves Limantour. Ninguno de ellos se anim贸 a plantearle a D铆az sus pretensiones, pero se mov铆an entre las principales fuerzas pol铆ticas para cuando llegara el tiempo del relevo.
D铆az hab铆a nacido en 1830, y para el cambio de siglo ya frisaba los 70 a帽os y todav铆a quiso m谩s. Algunos colaboradores como Justo Sierra le pidieron reflexionar sobre su prolongado mandato y la necesidad del relevo. Otros le recomendaron que creara de nuevo la figura de vicepresidente de la Rep煤blica, para ubicar ah铆 a una persona m谩s joven que 茅l por lo que pudiera llegar a ofrecerse, en la medida que iba envejeciendo.
Recomendado por Limantour, asumi贸 el cargo el sonorense Ram贸n Corral Verdugo (1854-1912), que ya hab铆a sido promovido como jefe de Gobierno del Distrito Federal y secretario de Gobernaci贸n.
La historia registra que la negativa de D铆az a propiciar el relevo presidencial y dejar el poder 鈥攁dem谩s de la crisis social鈥 fueron las principales causas del estallido revolucionario.
D铆az renunci贸 a la presidencia el 25 de mayo de 1911 y sali贸 de M茅xico exiliado a Francia, donde vivi贸 sus 煤ltimos a帽os. Muri贸 en 1915, en Par铆s, en un clima de discreci贸n total y extra帽ando su tierra natal, y sin opinar de la situaci贸n pol铆tica en M茅xico en los complicados a帽os de 1911 a 1915. La historia registra todav铆a un pendiente con D铆az.
El presidente Venustiano Carranza se empe帽贸 en impulsar como candidato presidencial al exembajador en Washington 鈥攕onorense tambi茅n鈥 Ignacio Bonillas, porque lo que segu铆a, dec铆a, "era que un civil se hiciera cargo del poder".
Carranza fracas贸 y fue asesinado en mayo de 1920, relev谩ndolo otro sonorense: Adolfo De la Huerta, que como interino cubri贸 los seis meses que le faltaban al coahuilense.
脕lvaro Obreg贸n (1920-1924) entr贸 en conflicto sucesorio al optar por Plutarco El铆as Calles y marginando a su secretario de hacienda De la Huerta, que propici贸 la 煤ltima revuelta militar en 1924.
Al parecer, Calles ni idea ten铆a del prop贸sito reeleccionista de Obreg贸n en 1927 hasta que iniciaron las reformas constitucionales, que crearon pol茅mica con un sector del ej茅rcito y una parte importante del equipo de gobierno.
Obreg贸n fue asesinado 17 d铆as despu茅s de haber sido reelecto presidente, y el pa铆s se sumi贸 en una crisis sucesoria que dur贸 6 a帽os (1928-1934).
El presidente L谩zaro C谩rdenas opt贸 por un militar como Manuel 脕vila Camacho y los problemas de inestabilidad pol铆tica fueron disminuyendo, aunque los presidentes siguieron conservando la facultad metaconstitucional de influir en la designaci贸n de sus sucesores, hasta que el m茅todo hizo crisis en el gobierno de Carlos Salinas de Gortari cuando fue asesinado el candidato del PRI Luis Donaldo Colosio.
En adelante, ni Ernesto Zedillo ni Vicente Fox pudieron dejar sucesor. Felipe Calder贸n fall贸 con Ernesto Cordero, y Enrique Pe帽a Nieto fall贸 con Jos茅 Antonio Meade.
En cambio, el presidente Andr茅s Manuel L贸pez Obrador s铆 dej贸 sucesora. Promovi贸 a Claudia Sheinbaum desde la delegaci贸n Tlalpan a jefa de Gobierno de la Ciudad de M茅xico, y luego hasta la candidatura de Morena y aliados para la presidencia. El m茅todo sucesorio tradicional subsisti贸.
Los expresidentes Plutarco El铆as Calles, L谩zaro C谩rdenas, Luis Echeverr铆a y Carlos Salinas de Gortari mostraron diferencias de opini贸n y actuaron fuera del poder (Calles exiliado en los Estados Unidos; C谩rdenas por la revoluci贸n cubana en el gobierno de L贸pez Mateos; Echeverr铆a tuvo tensiones con su sucesor L贸pez Portillo; y Carlos Salinas por el encarcelamiento de su hermano Ra煤l).
Ernesto Zedillo 鈥攓ue nunca acept贸 la pensi贸n asignada a los expresidentes鈥 y que nunca hizo negocios ni riqueza al amparo del poder, guard贸 silencio por 24 a帽os desde sus ocupaciones en la Universidad de Yale en los Estados Unidos.
En 2024 critic贸 abiertamente al presidente L贸pez Obrador y fue descalificado de inmediato. "Rid铆culo", le llamaron, pero no contestaron sus argumentaciones.
En 2025 vuelve a criticar a Morena y a la instituci贸n presidencial se帽alando algunos problemas, como las magnas obras del sexenio pasado; que a su juicio deber铆an ser auditadas. Y se帽al贸 la reforma judicial en marcha como una regresi贸n para M茅xico.
De nuevo, en lugar de debatir y contestar sus argumentos, se le descalifica con una furia tal, que solo el aparato de Estado puede dise帽ar en los medios de comunicaci贸n y en las redes sociales atac谩ndolo en lo personal como en las peores 茅pocas del pasado.
Al tratarse del expresidente de M茅xico 鈥攄e los seis que viven鈥 que guarda una mayor autoridad moral, pol铆tica y acad茅mica de la historia reciente, lo menos que pod铆amos esperar es que se abriera un buen debate sobre los temas puestos sobre la mesa. Pero no, no hay debate, solo ataques. Mala se帽al para M茅xico y para los mexicanos.
Alcanzar el clima de libertades civiles y pol铆ticas que gozamos nos ha costado a los mexicanos sangre, sudor y l谩grimas, cuando menos desde la primera reforma pol铆tica de 1977, que sirvi贸 de base para las sucesivas reformas pol铆ticas que condujeron a M茅xico al clima de libertades, alternancias pol铆ticas y cambios de partido en el poder en lo federal, estatal y municipal que tanto se presumen.
Al no admitir la cr铆tica, el partido en el poder se contradice a s铆 mismo. Si a eso la sumamos la falta de inclusi贸n y di谩logo con las oposiciones y la concentraci贸n de los tres poderes (locales y federales) en una sola persona, el panorama para M茅xico luce sombr铆o y en pleno retroceso. Una verdadera involuci贸n en las libertades de expresi贸n y cr铆tica y en las instituciones consagradas en la Constituci贸n.
El caso del expresidente Zedillo y sus recientes cr铆ticas, que en lugar de ser debatidas han sido descalificadas, es una se帽al negativa para los mexicanos. 驴Hay o no hay derecho a disentir del gobierno y sus pol铆ticas? Ellos鈥攅n el gobierno鈥 piensan que no. Pues, qu茅 pena, con esta modernidad mexicana.
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