De Primera Mano
LA IZQUIERDA mexicana hubiese tomado las calles si durante el sexenio de Felipe Calderón o el de Enrique Peña Nieto, el Senado hubiera votado mayoritariamente a favor de permitir el ingreso de militares estadounidenses a nuestro país, por el motivo que hubiera sido.
Pero ahora, en “la construcción del segundo piso de la cuarta transformación”, las cosas han cambiado. Ayer, el cantinero de hoy era el borracho.
Gerardo Fernández Noroña, radical marxista-leninista y actual presidente de la mesa directiva del Senado de la República, leyó a grito partido el decreto con el que se autorizó el ingreso de “diez” marines de los Estados Unidos para llevar a cabo “encuentros de capacitación”, con integrantes de la Secretaría de la Marina Armada de México.
Quienes arribarán a nuestro país serán unos verdaderos “rambos”, pertenecientes a las élites de la armada, los que no solo están altamente preparados para los enfrentamientos directos contra el enemigo, sino que también manejan la inteligencia y el espionaje.
Qué curioso. Al mismo tiempo, el general Ricardo Trevilla Trejo, secretario de la Defensa Nacional, admitía haber tenido conocimiento de la presencia de aviones espías en el espacio aéreo mexicano y que no descartaba con estas misiones una vigilancia a los cárteles de la droga.
Operaciones que regularmente llevaba a cabo el gobierno de los Estados Unidos de manera oculta, hoy se reconoce abiertamente.
A pesar de todo ello, la presidenta declara que con el vecino del norte “solo habrá colaboración, coordinación, pero no sometimiento”.
Habrá qué admitir que con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca por segunda vez, la agenda internacional de México ha sido modificada al modo de los deseos de quien está actuando como un nuevo rey del moderno imperio romano.
Ahora solo habría que esperar a un desencuentro entre espías rusos, cubanos y estadounidenses en suelo mexicano.
DE DESTACARSE, la inversión que el Gobierno del Estado ha aplicado en los poco más de tres años de administración del gobernador Alfonso Durazo, buscando garantizar el agua a la población… Hablar de más de 17 mil millones de pesos no es cualquier cosa y, además, debemos subrayar el interés especial de apoyar a Hermosillo y los hermosillenses, con la construcción de ese “bypass” que llevará agua del sur al norte de la capital sonorense y el proyecto de tres presas aguas arriba del Río Sonora… Todo ese paquete de recursos conforma un traje a la medida del llamado “Plan Hídrico” que en 500 acciones a lo largo y ancho de la entidad, prepara el escenario para enfrentar la sequía que podría repetirse por tercer año consecutivo y que sin esta estructura, el panorama se tornaría desastroso.
EN CUANTO al cuidado del agua en Hermosillo, podría haber una convocatoria pública para conformar un coctel de ideas que permitieran acciones que conlleven crear y fomentar la cultura que permita no desperdiciar el vital líquido… Por lo pronto, Juan Jaime Sánchez Meza, experto en el aspecto jurídico alrededor del agua y analista político, pone en la mesa una estrategia utilizada en algunas regiones del Brasil: Convocar a la ciudadanía a mostrar un recibo de agua donde se pueda comprobar que el consumo mensual no superó los 200 litros por día y estimular con descuentos a los poseedores… El hecho es que algo más que un llamado a la comunidad deberá hacerse para el cuidado del agua, porque los tiempos auguran sequía y abatimiento de los mantos acuíferos.
Y UNA VEZ más el secretario del Ayuntamiento de Hermosillo, Eduardo Acuña, se ha sentado a escuchar a los dirigentes de la Unión de Usuarios, encabezados por Ignacio Peinado Luna, quienes han recibido muchas quejas, sobre todo de quienes carecen de micromedición (medidores) del agua en sus hogares y han visto “dispararse” la tarifa… Lo primero que debe hacer el servidor público es escuchar y seguramente, enseguida, se dará el acuerdo… Escuchar es una manera de motivar la sensibilidad de la autoridad.